
Los medicamentos controlados comúnmente incluyen opioides, estimulantes, depresores, alucinógenos o esteroides anabolizantes, por lo cual solo se venden si existe una receta médica, y con un control médico estricto, porque pueden ocasionar problemas de adicción.
Existen distintos medicamentos controlados, los más comunes son:
Morfina: tiene un gran poder analgésico, es utilizada para mitigar dolores muy fuertes y se utiliza en cirugías. Una persona puede volverse adicta por los receptores opiáceos del dolor, que produce un estado de bienestar en el paciente.
Diazepam o valium: se receta para controlar la ansiedad, el insomnio, los ataques de pánico, también se aplica como sedante previo a ciertas intervenciones. Su administración debe ser controlada y delimitada, porque también es un medicamento altamente adictivo, debido a que desarrolla una tolerancia en el consumidor, por lo cual necesitará siempre de una dosis más fuerte, por eso la importancia de su control.
Metilfenidato o ritalín: se usa para tratar el trastorno de hiperactividad con déficit de atención. Se receta principalmente a niños en forma de comprimidos, por lo cual su control médico debe ser más que puntual.
Su abuso causa dependencia y también puede ocasionar efectos secundarios como nerviosismo, insomnio, anorexia, cambios en el pulso, problemas de corazón y pérdida de peso.